domingo, 19 de julio de 2009

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SC comprueba su anterior blog antes de acostarse. Es sábado por la noche y mañana tiene que madrugar. El mundo al revés y la sangre toda en la cabeza.

19 comentarios en su despedida. 19 impulsos eléctricos en el mismo tuétano. 19 deudas pendientes.

Se ha detenido el contador en ese número y SC no cree que aumente. Ahí está el valor de la despedida. La importancia de existir se mide en la transcendencia del adiós. Y el adiós, efectivamente, no hay manera de medirlo.

Hoy he recibido dos llamadas. No estoy seguro de que tal cantidad sea un buen síntoma. Sin embargo, está bastante por encima de la media. La llamada importante llegó demasiado tarde. La llamada importante perdió valor debido al retraso. Hay chicas que llaman un poco más tarde de la cuenta.

SC se acuesta pensando que merecería doscientos millones de comentarios en su despedida. SC no ha hecho nada importante en todo el día y tampoco aspira a que mañana cambie su suerte.

Doscientos millones de comentarios no compensan un día tan mediocre.

Al fin, apaga la luz y transcurren dos horas antes de poder cerrar los ojos y descansar.

Cuando lo logra, olvida lo que estaba pensando en ese preciso instante

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