miércoles, 24 de marzo de 2010

24

El asunto va de esta manera. Más o menos.

1- Yo escribo algo.

2- Vosotros leeis lo que yo escribo. Este hecho me convierte seguramente en alguien más listo que vosotros.

3- Pasais olímpicamente. La mayoría.

4- Escribís comentarios deseando alabar mi carisma o empatizar con mis emociones.

5- Yo leo minuciosamente los comentarios. Este hecho me convierte en alguien ególatra y seguramente más estúpido que vosotros. Debate interno.

6- Otro día cualquiera me aburro y me emborracho. El orden varía. Ejecuto el punto primero de nuevo. Vuelta a empezar.

Por alguna extraña razón, adoro que esto funcione así. Algo bajo control. Un artefacto que enitendo. Que no sirve para nada. Que funciona solo.

Algo que no nos conduce a ningún sitio. Algo realmente cojonudo, en definitiva.

jueves, 4 de marzo de 2010

23

Tres mañanas en las que te despiertas un poco muerto. En las que te despiertas por pura inercia igual que podrías no hacerlo. En las que podrías saltar por la ventana, o cerrarla para que no entre el frío que te tragas habitualmente.

Puedes llorarlo todo delante de un película que es mentira. Puedes mirarte al espejo y concluir, como de costumbre, que esas ojeras no te quedan tan mal.

La casa continúa con la última colada por hacer. En el word sigue parpadeando aquello que hace tiempo te divertía. Planes de futuro alternados con colillas recuperadas una a una del cenicero.

Una canción para partir el día por la mitad. Para separar aquello que nunca decimos de aquello que no deberíamos haber dicho. Pocas excusas nos quedan para llamar cuando lo necesitamos. Las hemos agotado hace tiempo.

Luego ya no tienes cuerpo ni para fregar los platos de la cena del otro día. La opción de repetición esta seleccionada. La canción de los cojones comienza a y diez y termina a diez la canción de los cojones. Únicamente los platos sucios, acumulándose por si solos en el fregadero, marcan las horas pasar. Todo lo demás está congelado.

Vivir una farsa me agota. Hacerme el vivo ya me aburre cuando por las mañanas me despierto un poco muerto.

Si todo volviese a empezar, estaría de nuevo en esta situación, o lo habría intentado con más fuerza?

viernes, 29 de enero de 2010

22

Ella me dice cosas normales. Cosas sobre grupos de música. Me gusta el uno o el otro porque escribe muy bien o tal y cual pascual. Cosas en plan indi que manu me va soplando al oído. Durante ese rato parezco el típico chico que puede tener una conversación normal sobre gustos. Algo parecido a lo que te diría cualquier gilipollas como alguno de los tipos que te encuentras a menudo, en los bares, en la calle, en las cenas que organizan mis amigas. Luego intento cambiar de tema. Me intereso por su profesión. Me intereso de forma hipócrita. Me chupa un huevo sus gustos y me chupa un huevo su profesión. Cómo te ganas la vida te define solo un poco. Lo mismo que como no te la ganas o como te gustaría ganártela. Has tomado decisiones, acertadas o no y has dejado el resto al descubierto.

Pues eso. Al final le digo que voy a tratar de joder un rato. Y lo hago. Trato de que me explique ese rollo de la poesía y de sus artefactos tan enigmáticos. Eso que hace que algo escrito con media página en blanco suponga mucho más que el tío que la llena entera, Por qué juntar palabras como si quisieras resumir algo es mejor que juntarlas como si no lo resumieras. Así hasta que se cansa y acude al baño. He sido yo mismo. He sido lo que me dio la gana de ser durante un rato y ella se ha cansado. Ella solo decía cosas convencionales a todas las gilipolleces que yo le soltaba. Así no llegaremos a nada.

Luego acompañamos al taxi a M.J. y regreso a casa. Un pelín pedo. Un pelín yo mismo. Si para follar tienes que decir esas cosas que se supone que tienes que decir, no merece la pena.

Y lo escribo, y me duermo, y lo publico. No en ese orden. En otro orden.

Me echo de menos, a mí mismo, si eso es posible. Antes todo era distinto, antes podía interesarme por las chicas de una manera diferente. Antes de saber que yo era el premio, y no ellas.

Fin.