martes, 14 de julio de 2009

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Lo he visto de nuevo atropellando las mesas de la terraza con ímpetu. Lo he visto atender la T5 con demasiada efusividad. Dos caipiriñas y un tinto de verano. Cómo lo quieres, no lo sé, igual lo quieres con limón, que así sea.

Luego ha salido con un tinto de verano con casera. Lo he visto entrar a cambiarlo y su expresión se había vuelto más sombría. Examinó sus sentimientos brevemente y continuó con el trabajo.

Con la cara ensimismada ha terminado el curro. Pensando como es posible que todo lo que pasa a su alrededor le afecte tanto.

No tengo tanto valor como para pasar de puntillas. No me quiero follar a la adolescente de la T5, pero me gustaría que ella pensase que sí. Me gustaría cambiar de cara y soportar ser otro camarero. El camarero que te quiere follar a toda costa. Tú te sentirías bien y yo alcanzaría un grado de normalidad necesario para seguir respirando.

Me he reído con la conversación de la abuela y me he sentido intrigado cuando esa pareja se ha metido en el baño.

He pensado que la realidad de los demás no está mal el todo.

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