viernes, 31 de julio de 2009

15

Mi verborrea mental no tiene límites.

Discuto contigo, y contigo y luego otro poco contigo. Interpreto todos los personajes de la manera más efectiva. Consulto en mi diccionario de recuerdos los argumentos más convincentes para quitarte la razón. Luego realizo una pausa, rectifico lo dicho y ya has ganado.

Sopeso todas las posibilidades de conversación que pueden surgir a lo largo del día. Me preparo para ellas dependiendo de las personas a las que me puedo encontrar. Me sale de forma natural y así no se puede dormir. Si cierro los ojos, pienso en voz más baja, a oscuras, como si no quisiera despertarte.

Tengo tantas cosas que pensar y que decir, que por no decirlas me contento con digerirlas. Puede que si pronunciase la mitad de las cosas que pienso algún día podría dormir del tirón, como hace la gente que guarda cola en el super.

El teléfono no suena y me aburro. Me invento la próxima frase que diría si alguien me llamase. Escribo sobre lo que pienso sin decirlo. Creo un traje a medio camino entre mis razones para no escribirlo todo, y la angustia de haber pensado sobre todas las cosas existentes.

Una y mil veces he querido desconectarme. Detener mi diálogo interior. Apagar la nevera sin importarme lo podrido que estaría todo cuando alguien la abra a la mañana siguiente. Miedo a que las conclusiones caduquen y deje de tener razón. Ojalá fuese cualquier otro electrodoméstico. Algo eficiente y fácilmente desconectable cuando ha realizado su labor.

No dormir es un síntoma perverso, propio de los que nos hemos tragado demasiadas frases subordinadas.

Últimamente procuro no tragarme demasiadas frases.

Las escribo, acaso, con la finalidad de anclarlas y así poder burlarme del viento que todas las devora.

jueves, 30 de julio de 2009

14

Escucho una canción de la que no pienso escribir el título. Me alimento, otro día más, de pasta sin marca que se me cae al abrir el paquete. Bebo agua del grifo convenientemente refrigerada. Apuro colillas inservibles recuperadas de la papelera. Aniquilo hormigas ayudado por una servilleta húmeda. Pulso muchos clicks que no me llevan a nada. Internet se ha detenido y dudo si en algún momento alguien escribirá algo interesante o tendremos que enterrar el asunto y dedicarnos a mirar por la ventana.

Salgo a la calle y me encuentro con SC caminando sin rumbo. Se sienta en la plaza a leer pero no aguanta ni cinco minutos. La piedra arde y nota como el culo se le fríe.

He visto a SC gorroneando algún café en su bar. Luego le ha pedido a su mejor amiga dinero para tabaco. Ha hecho equilibrios entre el hambre y las ganas de vomitar toda la mañana. He creído observar como se reía en cuatro ocasiones.

Luego ha abandonado la plaza solo.

Desapareció de mi horizonte visual con cierta calma. No sé dónde iba.

Seguramente tenía algo importante que hacer. Supuse.

miércoles, 29 de julio de 2009

13

Tiemblo.

Antes comí melón con S y me notó nervioso. Luego paseé y aquí me tenéis, temblando de nuevo y apunto de sufrir otro ataque de ansiedad parecido al de ayer.

Haber llorado no hace efecto.

Nada que hacer, nada que me apetezca hacer. Otra noche más. Tan siquiera tengo un euro para bajar a tomarme un café con la única finalidad de ser observado y que ello me obligue a comportarme de una manera más sosegada.

Lo único que hago es dialogar conmigo mismo. Nada me distrae, nada me interesa.

Necesito romper algo.

Tengo miedo de estar solo el resto de mi vida. Miedo de descubrir definitivamente que la última persona que me ha interesado, en realidad está podrida por dentro.

Miedo de darme cuenta de que lo que me queda de vida puede ser peor incluso que lo ya vivido.

Tiemblo.

martes, 28 de julio de 2009

12

Querido papá, te odio.

Hoy creo que os odio a todos. Hace años dije ya basta, y me fui. Como familia supusisteis una grave enfermedad durante años.

Yo solo quería ser libre. Tener la oportunidad de vivir mi vida y no la vuestra. No he llegado a mucho, lo sabes. También he tenido que renunciar a infinidad de cosas para poder conseguir otras.

Y si enfermo seguramente nadie me cuide. Y muchas veces llego a casa del curro con una sensación en el estómago. Sabes de lo que hablo. Esa amargura injustificada y dolorosa que aumenta cuando nadie te llama. Y te lo tienes que comer tú solito. Intentar dormir. Intentar dormir. Y ya no puedes.

He conseguido, eso sí ,que nadie dependa de mí. Incluso a veces, me río bastante y me divierto y algunas mujeres me han querido. Aunque nunca hayan estado demasiado tiempo cerca. Y eso duele.

Soy perfecto para amar de lejos y al final te quedas solo y decepcionado.
Han pasado muchas cosas en estos años. Tú lo has pasado mal y yo también. Sé que en el fondo nos alegramos de que yo no haya sido el hijo muerto. Cuando lo entiendas lo superaráss.

Papá, te ayudaré, lo sabes. No sé hacerlo de otro modo.

Sin embargo desde que me llamaste las cosas no han ido bien del todo. Cuando rompo un vaso y me acerco a recoger los cristales, un recuerdo gris me taladra por dentro. Cristales en el suelo y la sangre a borbotones. He visto cosas que no puedo borrar de mi mente.

Te ayudaré, claro, solo te pido que me dejéis en paz.

Que quiero seguir mi camino aunque no conduzca a ningún sitio.

Besos, Tu Hijo, que te quiere.

11

En el bar donde trabajo los clientes gesticulan mucho al hablar. Repiten con insistencia palabras como freelance, motivación, proyecto, guión, performance, exposición, subvención, avión, cocaína.

El ambiente, como comprenderéis, se vuelve irrespirable.

Hace mucho años yo también usaba esas palabras. Antes de tropezar con la realidad y terminar trabajando con las manos.

Con las manos también camino y agarro y amo y lastimo y encuentro felizmente las llaves de casa cuando regreso borracho y solo.

Con las manos me quejo y golpeo y te aparto y te pido perdón y te llamo y te pido perdón y te acaricio y te pido perdón y te follo y te pido perdón.

Con las manos termino muchas de mis frases.

En qué momento mi valía profesional comenzó a medirse por la ausencia de fracturas en los dedos.

Por qué demonios mi valía personal aumenta cuando me olvido de ti.

lunes, 27 de julio de 2009

10

Mi resaca es colosal. Una manada de perros enfermos devoran mi cerebro mientras buscan la salida.
He soñado y al despertar, me he sentado a escribir. En calzoncillos sobre mi sofá escucho como la pasta que he puesto al fuego hierve.

Ayer volví a hablar de ti largo rato. Por eso ahora me gustaría decirte algunas cosas, querida P.
Te gusta jugar con las personas y yo, que soy lo suficientemente ingenuo, he tardado en darme cuenta.

Ahora vuelves a jugar de la manera más cruel, es decir, de lejos. Una forma más cobarde de hacer daño que de cerca. Sabes de sobra las consecuencias que tiene todo esto y lo que pasará después.

Entre algunas medias verdades que me cuentas, y otras mentiras, he aprendido a entenderte y poder darme cuenta de cómo eres.

De verdad tu vida es tan miserable? Te sientes tan sola y abatida que te conformas con ser la lolita de algún gilipollas casado? De verdad que crees que a lo único a lo que puedes aspirar es a zorrear de lejos con alguien que te importa lo mismo que las velas de los cumpleaños. Tanto te aburres?


Lo haces para obtener ese placer que nos da el poder. Quizás por rencor. Quizás por maldad. Manipulas sabiendo bien lo que haces. Aunque luego, no lo reconozcas abiertamente y siempre des una versión de los hechos realmente insostenible. El otro día me contabas aquello, y francamente, regresé a casa con una sensación de asco bastante generalizado. No por tu persona, si no por la circunstancia de la que te rodeas y el daño que repartes. Quieres estrellarte, lo sé, y cada vez lo haces a más velocidad.

Usas la mentira todos los días de tu vida, en ocasiones, con las cosas más insignificantes y con las personas más cercanas. Antes pensaba que realmente eras mala persona. Hoy, sin embargo, creo que simplemente estás enferma. Las malas personas suelen obtener beneficios de sus mentiras pero tú no obtienes absolutamente nada provechoso, nada que te guste, de toda tu farsa. Creo que mientes porque te avergüenzas de lo que haces. Sabes que la mayoría de tus actos son execrables y los disfrazas de inocencia y mentira para no hacerte cargo de las consecuencias.

Me gustaría que leyeras esto y de alguna forma reaccionases contra mí. Pero sin jugar, de frente. Odiándome, si ese es tu deseo, pero de cerca. No me odies de lejos, ni juegues de lejos, ni me ofrezcas excusas de niña pequeña que llora solo cuando mamá la está mirando. Ya jugaste un ratito conmigo, ahora búscate otro hueso.

Pese a todo, algo me queda dentro, no lo negaré. Algo parecido a un recuerdo. Una pizza y una buhardilla.

Pero en fin, prefieres seguir revolcándote en el lodazal del pasado. Tienes tan poca autoestima que buscas cualquier migaja para ahuyentar por unos instantes tu soledad.

Ojalá te cures. Te lo deseo de veras. Cuando lo logres, podrás quererte y aprenderás a ser honesta y no una niña perdida más. Descubrirás que la mentira muchas veces no es necesaria si tienes valor. Si no te curas pronto, alguien te devolverá el dolor que generas, y francamente, creo que no podrías soportarlo. Y eso en el mejor de los casos, ya que si no lo logras, tu vida será una farsa para siempre.

Eres lista y tienes suerte, así que seguro que lo logras.

Lo que sí te pediría es que no me hables nunca si no es con cierta honestidad. Y no vuelvas a acariciarme la pierna con una mano, fingiendo comprensión, mientras con la otra zorreas telefónicamente con otro tipo. Francamente, me resulta bastante desagradable. Me parece demasiado repugnante para ser cierto. Sobre todo porque con las dos manos estás mintiendo. Tú lo sabes.

Obviamente, todo esto, a ti, te la trae al fresco. Yo solo quería que supieras lo que opino de ti, te mereces que alguien sea sincero. No me sale fingir a tu lado.

Desearía poder decírtelo a la cara, siempre que tus ojos verdes no me lo impidan.

Pese a todo, no te deseo ningún mal ni tengo ningún interés en jugar al ridículo revanchismo. Deseo que te mejores, nada más.

Con cariño, SC.

domingo, 19 de julio de 2009

9

SC comprueba su anterior blog antes de acostarse. Es sábado por la noche y mañana tiene que madrugar. El mundo al revés y la sangre toda en la cabeza.

19 comentarios en su despedida. 19 impulsos eléctricos en el mismo tuétano. 19 deudas pendientes.

Se ha detenido el contador en ese número y SC no cree que aumente. Ahí está el valor de la despedida. La importancia de existir se mide en la transcendencia del adiós. Y el adiós, efectivamente, no hay manera de medirlo.

Hoy he recibido dos llamadas. No estoy seguro de que tal cantidad sea un buen síntoma. Sin embargo, está bastante por encima de la media. La llamada importante llegó demasiado tarde. La llamada importante perdió valor debido al retraso. Hay chicas que llaman un poco más tarde de la cuenta.

SC se acuesta pensando que merecería doscientos millones de comentarios en su despedida. SC no ha hecho nada importante en todo el día y tampoco aspira a que mañana cambie su suerte.

Doscientos millones de comentarios no compensan un día tan mediocre.

Al fin, apaga la luz y transcurren dos horas antes de poder cerrar los ojos y descansar.

Cuando lo logra, olvida lo que estaba pensando en ese preciso instante

sábado, 18 de julio de 2009

8

En serio que no te apetece hacer una locura como por ejemplo, llamarme a las tres de la mañana, borracha y sin ninguna excusa más que la necesidad de escuchar mi voz? De verdad que no necesitas hacer algo realmente loco y autodestructivo? No manoseas mi teléfono constantemente en la agenda?

No me puedo creer que no estés apunto de hacer alguna de estas cosas. Puede que ahora mismo. Sería tan feliz si desencadenases algún innecesario cataclismo. El fin del mundo está a la vuelta de una llamada.

Te preguntas si yo también estoy a punto de algo.

Constantemente. Todo el tiempo. A todas horas. No puedo quitarme de la mente la idea de pulsar el botón rojo de una maldita vez y conseguir que nos volvamos a herir.

Es que no lo ves?

jueves, 16 de julio de 2009

7

No me gusta la gente que está todo el día diciéndote lo que ve, lo que escucha, o lo que lee. No los soporto. No hay cosa que menos me interesen que los gustos de la peña. Siempre he evitado este tipo de conversación igual que evito quemarme la lengua con el café. Se podrían meter sus gustos y aficiones por el culo, francamente.

Tampoco me gusta nada la gente que al hablar cita y entrecomilla a otros autores. Repiten las frases como si fueran a decir algo nuevo, demostrándote, eso sí, que se han leído el tocho. Ojala las personas se escribieran sus propias frases. Como dije una vez, que cada uno se firme la puta escayola con la mano buena.
Consejo, cuando habléis conmigo no digáis de donde provienen vuestras citas de mierda. Habladme tal cual, que yo con lo zoquete que soy, pensaré que se os acaba de ocurrir. Pensaré que sois unos ingenioso de la hostia y os mandaré a la mierda. Si estáis buenas, me encantará prestaros algo más de atención. Las chicas lista me gustan, no lo negaré ahora.

Odio a los poetas. No me fío de alguien que no es capaz de acabar las frases. Los odio también porque no quieren trabajar. Porque huelen mal y sobre todo porque nunca tienen nada que decir.

La poesía ni me gusta ni me disgusta. Supongo que un buen poema no tiene la culpa de haber sido escrito por un poeta de mierda.

También odio a los videoartistas. Aparte de no trabajar y tomarnos el pelo a todos, roban dinero público siempre que pueden. El videoarte no es arte ni tiene nigún interés. Me jode que todos lo pensemos y nadie lo diga. Simplemente es una excusa para los gilipollas que no tienen sentido de la estética ni de la narración. Gentuza huérfana de talento que no es capaz de expresar nada y no quiere hacer el esfuerzo de aprender cine. Malditos hijos de la gran puta.

Odio a Paulo Coello, tanto, tanto, que paso de mirar en el google como se escribe su nombre de gilipollas.

Lógicamente, tengo mis excepciones. Puede que tú, incluso perteneciendo a alguno de estos grupos me caigas bien si te conozco. Incluso te querré follar, que lo cortés no quita lo valiente.

Ahora bien, por la expresión que estás poniendo, creo que eres bastante idiota.

6

Cómo es posible que sigas caminando por la calle con una sonrisa en los labios. No entiendo cómo eres capaz de seguir cogiendo el teléfono a la gente, pagando las facturas y trabajando como si tal cosa. Te vistes bonita y sales a la calle, el sol molesta y te pones las gafas de sol.

Después de haberme besado no entiendo como puedes quedar con tu amiga y seguir riendo con los mismos chistes de toda la vida. Después de haber dormido conmigo no me explico como puedes seguir respirando.

En lugar de buscar ansiosa un puente desde el que arrojarte, en lugar de caminar arrastrando los pies hasta la tienda de armas más cercana, lo que haces es seguir zapeando cuando tu programa favorito está con los anuncios. Yo no sé donde tengo el mando a distancia. Lo arrojé por la ventana el mismo día en que te conocí.

Si después de nuestro fracaso a ti no te queda nada que decirme, ni sufrimiento ni salidas de tono, a mí tampoco.

En realidad no sé lo que te quería decir. Que ya no pienso en ti, supongo. Que todo está bien y que no te molestes cuando me encuentres. Qué yo también lo he superado y ahora afronto el futuro con gran optimismo.

miércoles, 15 de julio de 2009

5

He utilizado la herramienta de la cura durante unos días. Curarme de ti y de mis pobres pataleos ha sido una tarea compleja que he afrontado con valor y meticulosidad. La mayor parte del tiempo en soledad, ayudado por grandes cantidades de bollos y dos noches de grandes ingestas de alcohol.

He dosificado tu presencia sabiamente, dejando que el dolor fluyera con naturalidad, pero deteniendo las hemorragias justo a tiempo. También ha ayudado comprarme las manoplas azules. Las uso todo el tiempo que estoy en casa, de este modo impido físicamente la posibilidad de escribirte sms que hagan saltar los puntos de la herida fresca.

Pero esta noche te he visto. Esta noche todo se ha ido a la mierda. Sangro por dentro y casi te envidio por ser adicta a otra persona. Si yo lo fuera, sangraría menos. Pero como solo estás tú en mi presente, sangro exclusivamente por ti. No demasiado, una hemorragia cualquiera.

Ahora es tarde. Intento apagar la luz. De veras. Lo intento.

martes, 14 de julio de 2009

4

He visto a SC llegar un poco justo de tiempo al curro, con la mentira escrita en su cara y el corazón de alguien bajo el brazo.

La madrugada pasada SC ha estado haciéndose daño de verdad. Se ha pasado toda la noche despierto enganchado al ordenador. Buscando a una de sus ex por todos los rincones. Analizando cada referencia, cada página. Ni rastro. Incluso con el nombre completo no halló nada. Luego buscó el blog de uno de sus exnovios. Aquel al que abandonó cuando SC parecía la apuesta ganadora.

Las horas pasan y el pobre chico va llenando el cenicero. Le duele la cabeza y en dos horas tiene que ir a trabajar. Se hace de día y sigue buscando. Por fin encuentra un tesoro, un foro donde hace años ella escribía junto con su familia. Cuatrocientos comentarios por leer. Horas de sufrimiento desenmarañando la madeja del pasado absurdo. Dolor generalizado en todas sus articulaciones.

Dónde estás mi niña. Cuánto tiempo perdido. Podríamos tomar un café y hacer como si nunca nos hubiéramos hecho daño. Podríamos fingir que no tenemos miedo el uno del otro. Fingir que no te he estado buscando toda la noche después de cinco años.

Luego he apagado el ordenador para ir al curro.

Al mirarse en el espejo SC no se ha fijado en sus ojos. Los tenía en blanco y juraría que no es la primera vez.

3

La francesa está a mi lado, y yo, que sé que no me la voy a follar lo intento. Acaricio su cuerpo con la destreza que se me supone después de seis vodkas. Ella se levanta y jura en arameo. Me dice que tiene que irse y que desearía verme de nuevo. Estoy terriblemente excitado pero sé que ella se irá.

Antes me habló de su novio y de lo poco que se divierte con él en la cama. Se planteaba desquitarse conmigo. Es un orgullo que te vean como un pedazo de carne follable y morbosa. Vanidad.

La francesa se va y yo la abrazo exactamente igual que si un hijo se fuera de acamapada.

Luego apuro las copas de vino que tengo encima de la mesa y recojo la sal que ha caído en el suelo.

Pongo música y me fumo una colilla.

2

Lo he visto de nuevo atropellando las mesas de la terraza con ímpetu. Lo he visto atender la T5 con demasiada efusividad. Dos caipiriñas y un tinto de verano. Cómo lo quieres, no lo sé, igual lo quieres con limón, que así sea.

Luego ha salido con un tinto de verano con casera. Lo he visto entrar a cambiarlo y su expresión se había vuelto más sombría. Examinó sus sentimientos brevemente y continuó con el trabajo.

Con la cara ensimismada ha terminado el curro. Pensando como es posible que todo lo que pasa a su alrededor le afecte tanto.

No tengo tanto valor como para pasar de puntillas. No me quiero follar a la adolescente de la T5, pero me gustaría que ella pensase que sí. Me gustaría cambiar de cara y soportar ser otro camarero. El camarero que te quiere follar a toda costa. Tú te sentirías bien y yo alcanzaría un grado de normalidad necesario para seguir respirando.

Me he reído con la conversación de la abuela y me he sentido intrigado cuando esa pareja se ha metido en el baño.

He pensado que la realidad de los demás no está mal el todo.

domingo, 12 de julio de 2009

1

Un día sin super, un día sin mi. Se supone que ahora tengo que escribir aquí, donde nadie me lee, todo aquello que no puedo contar allá, donde las personas que escriben como anónimos intervienen en mi vida. A mí no me gusta escribir. Me gusta vivir, y solo a veces.

He visto a SC tomando vino blanco con P. He visto a SC hablando con ella y contando cosas y escuchando cosas. Parecía feliz. SC sabe que todo eso tiene consecuencias pero creo que ha aprendido a desaprender. Luego lo he visto dejarla en el portal y llamarla y colgar posteriormente. Un poco borracho en la calle. Escribiendo mal su propio guión. Escribiéndolo al fin y al cabo.

Odiar a la gente. Algo que me quita el sueño. En el fondo puede que ame a todas las personas, aunque me parezcáis todas gilipollas. Luego viene el momento en el que lo digo con delicadeza y escribo para aparentar. Igual que cuando entras en una cafetería chula y abres un libro que perfectamente te podías leer en tu puta casa. Lo haces para que te vean leyendo y pensando. Realizando una acción intelectual que delata que tienes un mundo interior y así, si alguien te pide fuego se supone que puedes contestar con algo más de ingenio que aquel que no estaba leyendo ese libro.

He visto a SC hablando con ella por teléfono desde su casa, después de dejarla en su portal. Ha dicho que le gustaría pasar la noche con ella y luego he dejado de escuchar. Me pongo nervioso cuando me escucho.

He visto a SC trabajando triste. He visto a SC con cara de pocos amigos y pocos amores cuando me ha preguntado si quería la tostada con mantequilla o con tomate. Es tan triste verlo preguntando esas cosas. Es tan triste que su vida dependa de su habilidad para recordar si mi Brugal lo quiero con lima o con media naranja exprimida. Es tan triste que SC en su noche libre del sábado no tenga nada más que hacer que esperar la llamada. La LLAMADA. La LLAMADA.

Pienso en el pobre SC y me pongo triste.
Que se joda, pienso, y luego me pongo triste.