jueves, 16 de julio de 2009

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Cómo es posible que sigas caminando por la calle con una sonrisa en los labios. No entiendo cómo eres capaz de seguir cogiendo el teléfono a la gente, pagando las facturas y trabajando como si tal cosa. Te vistes bonita y sales a la calle, el sol molesta y te pones las gafas de sol.

Después de haberme besado no entiendo como puedes quedar con tu amiga y seguir riendo con los mismos chistes de toda la vida. Después de haber dormido conmigo no me explico como puedes seguir respirando.

En lugar de buscar ansiosa un puente desde el que arrojarte, en lugar de caminar arrastrando los pies hasta la tienda de armas más cercana, lo que haces es seguir zapeando cuando tu programa favorito está con los anuncios. Yo no sé donde tengo el mando a distancia. Lo arrojé por la ventana el mismo día en que te conocí.

Si después de nuestro fracaso a ti no te queda nada que decirme, ni sufrimiento ni salidas de tono, a mí tampoco.

En realidad no sé lo que te quería decir. Que ya no pienso en ti, supongo. Que todo está bien y que no te molestes cuando me encuentres. Qué yo también lo he superado y ahora afronto el futuro con gran optimismo.

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